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Bueno no se me ofenda nadie con este titulo, pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre, y la protagonista de este año ha sido la risa, la sonrisa, la carcajada, las lágrimas, y un largo etc. Si eki y Barco sentaban sus precedentes el año pasado con un ataque de risa de hora y media, este año se ha diversificado, y todos hemos tenido nuestra ración de divertimento. El viernes tuvimos un cocktail aparentemente decente y correcto, que se torno en risas ya en el Gallego de al lado, otro referente de las Jornadas. Cuando ya el alcohol hacia estragos, Jero y su gracia nos sacaba los colores a Bronte y a mí, en este caso se dice al pecador pero no el pecado….luego un perro se perdió, y allí que fueron todos a ayudarle, al final es que el tío estaba en celo y se había escapado…listo el perro. Y entre copas y más copas, Desierto y su guapa novia nos deleitaron con simpatía, dentro de un antro curioso por lo menos, de lo más típico de lavapíes…un sitio realmente esperpéntico. Y de allí, a seguir, y Carlos Salem, Jero y Pedro, y una labia inconmensurable hicieron de la noche un augurio positivo de un futuro inmediato cargado de carcajadas.
Con mucho sueño nos fuimos al sábado…durante la comida que disfrutamos todos, aunque realmente peligraba nuestra línea, por esa gran cantidad de tapas que nos pusieron, comimos de maravilla. El vinito y demás nos envalentonó tanto (a Protos, como decía Alicia, le incitó el orujo “asqueroso”), que decidimos hacer la mesa en casa, en mi casa… (Pandilla de mamones que no me dejasteis dormir…) y allí dilucidamos, charlamos, de libros, de dinero, de ya no me acuerdo, pero se que me reía…y con ello llegó la noche, en casita de blancanieves era la cena, en un pequeño espacio nos metimos veinte, faltaban los dos huevos duros para completar el camarote, y aunque los solicitamos insistentemente nunca llegaron. Ahora el pan no estaba mal, Protos solicitaba cortésmente comida, el pobre empezaba a flaquear. El camarero era una persona educadísima, que decidió ignorarnos, explicarnos correctamente que lo sentía pero algunas raciones se habían terminado, cosa que repitió con un lindo flan que Arena miraba con ojos golosones. Tanto le agradamos, que nos dejó la cena sin recoger por si aun queríamos rebañar, nos vio con cara de hambre, aunque aun no se porqué. Había una ventana donde cada vez que pasaba un pizzero le echábamos el lazo, pero lo malo del verano es que no se lleva ropa suficiente para una buena cadena. Entre otras cosas hicimos varios juegos para amenizarnos, estaba el de pasa la miguita, a ver si a cambio nos llega de vuelta algo de comida. Roba el tenedor al enemigo, y así no tendrá con que comer. Como esos juegos eran de gran esfuerzo físico, cada ratito nos levantábamos para hacer estiramientos. También jugamos al armario, o la botella y armario, ese juego adolescente donde te tocaba con uno y hala a rozarse, pues Ivanovich Y Skhata gozaron de lo lindo, que risueños ellos. Y así pasamos el rato con juegos en el parque temático de los siete enanitos. La noche tras tantos esfuerzos, y al sentirnos algo aniñados en seguida nos agotó, y decidimos irnos a casa con los cuentos que nos habían regalado.
Y el domingo, día de resaca, de cansancio, y sobre todo de risa floja, que si Enma llega pronto y de modo milagroso Eki comienza a reclamar su parte divina y celestial. Que si en la comida los pensamientos se van volando a recordar charlas y evocar imágenes del viernes noche. Y como eso no era suficiente Albertini lloraba, y Lamiri se ahogaba, y yo no me enteraba, y al final soñábamos todos con la playa, con salir volando, en fin una serie de metáforas e imágenes lingüísticas estupendas que evocaban nuestra risa. Ya por la tarde y como nos habíamos quedado con ganas de mas mesas y derroche cultural hicimos una tertulia con lectura a varias voces, donde había pistoletazos de salida, varitas mágicas, besos fríos, picoteos de sutiles gaviotas, un despliegue poético de nuestros mejores contertulios….vamos que al final la risa estuvo presente en todos lados, pero siempre evocada por los libros y por la literatura, está claro que cualquier cosita, a aquellos que son leídos, les es suficiente para expandir su imaginación.